Benedicto XVI anunció ayer que su pontificado terminará el 28 de febrero de este año. Después de esta fecha se convocará el cónclave para elegir a un nuevo Sucesor de San Pedro. El pontificado de este Papa de apenas ocho años de duración quedará como un gran don para toda la Iglesia.
Esta decisión del Santo Padre sorprendió muchísimo a todo el mundo. Por la tarde en la Plaza de San Pedro empezaron a reunirse los peregrinos que se comunicaban la noticia sobre la abdicación del Papa. Benedicto XVI informó sobre ella ayer en Vaticano a los participantes del consistorio para las nuevas canonizaciones: “siendo muy consciente de la seriedad de este acto, con plena libertad, declaro que renuncio al ministerio de Obispo de Roma, Sucesor de San Pedro, que me fue confiado por medio de los Cardenales el 19 de abril de 2005, de forma que, desde el 28 de febrero de 2013, a las 20.00 horas, la sede de Roma, la sede de San Pedro, quedará vacante y deberá ser convocado, por medio de quien tiene competencias, el cónclave para la elección del nuevo Sumo Pontífice„ – dijo el Santo Padre ante el Colegio Cardenalicio.
“Ha tenido que pasar algo muy importante si el Papa ha tomado una decisión así”, advierte el Cardenal Stanisław Nagy de Cracovia en una conversación con “Nasz Dziennik„. “La abdicación del Sumo Pontífice es una cosa excepcionalmente rara en la historia de la Iglesia” – añade. Indudablemente, la renuncia del Papa a su ministerio tiene sobre todo una dimensión apostólica y toda la Iglesia debería sacar de ella conclusiones. El Santo Padre habló de esto abiertamente, al fijarse en que el mundo de hoy está sujeto a rápidas transformaciones y sacudido por cuestiones de gran relieve para la vida de la fe. Benedicto XVI consideró que había que confiar el timón de la Iglesia al Espíritu Santo, que señalará a los cardenales a un nuevo Papa, con un nuevo poder del Cielo. En esta perspectiva, la decisión del Papa indica su gran humildad, responsabilidad y amor a la Iglesia.
“Hemos visto en este Papa a un hombre extraordinario, sobresaliente – seńala a el arzobispo Józef Michalik, presidente de la Conferencia Episcopal de Polonia. Y subraya que el mismo hecho de que el Santo Padre haya tomado la decisión de renunciar indica qué grande y difícil es ese ministerio. El pontificado del Benedicto XVI indudablemente será recordado – por una parte – por las grandes contradicciones de los ataques al Papa, y por otra, por la consecuente realización de la misión docente de la Iglesia en el mundo, en el que – en el nivel de las costumbres y de la legislación – se rechaza no solamente la ley divina, sino tambien la ley natural. En su ministerio Benedicto XVI siempre ha dicho un firme “no„ a la moderna falta de fe, al neopaganismo, al desorden moral, social y económico que ha llevado a la actual crisis mundial. Ha defendido al hombre, su vida y su dignidad.
“Así como esta decisión del Santo Padre de renunciar su oficio es de gran importancia para la vida de la Iglesia, así de grande debería ser nuestra oración por el Papa y por la Iglesia – subraya el prof. P. Waldemar Chrostowski. Los motivos de esa decisión fueron indicados por las mismas palabras del Santo Padre así como por las circunstancias del día en el que la anunció. Benedicto XVI llamó la atención sobre su edad avanzada (en abril cumplirá los 86 años), por lo que ya “no tiene fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino”. Es muy expresivo que ayer se celebraba en la Iglesia la Jornada Mundial del Enfermo, cuyos festejos centrales tuvieron lugar en Altötting en Baviera, tierra natal de Benedicto XVI. Y el P. Georg Ratzinger señala que es precisamente por su mala salud por lo que su hermano menor renuncia al pontificado.
Todos recordamos las palabras de Benedicto XVI pronunciadas en el balcón de la Basílica de San Pedro tras su elección a la sede petrina: “después del gran Papa Juan Pablo II, los señores cardenales me han elegido a mí, un simple y humilde trabajador de la viña del Señor„ – confesó entonces. Esto nos dice mucho del Santo Padre, que – con su inmensa laboriosidad, la frescura de su pensamiento teológico y la riqueza de su magisterio apostólico – no ha dejado de ser un hombre humilde y modesto. Lo ha confirmado ahora con su decisión. “Benedicto XVI ha gobernado la Iglesia de Cristo después de la muerte de Juan Pablo IIcongran prudencia y sabiduría, que procedían de sus extraordinarias habilidades intelecutales y también de su profunda fe. Doy gracias al Santo Padre por todos los esfuerzos dirigidos a la renovación de la Iglesia en el espíritu de fidelidad al Maestro de Nazaret”, subraya Mons. Cardenal Stanisław Dziwisz, Arzobispo de Cracovia. El portavoz del Vaticano, el P. Federico Lombardi, informó ayer que tras su dimisión el Papa se trasladaría a la residencia pontificia de verano en Castel Gandolfo, y después a un convento en el Vaticano. No participará tampoco en el cónclave que ha de elegir a su sucesor antes de finales de marzo.
Tłumaczenie/ Traducción/: Katarzyna Chorzewska